Patricia y
Rosana nos proponen el siguiente reto:
“Esta semana
estamos previstas nosotras para el relato juevero.¡Vaya previsión y
sorpresa! Para nosotras un verdadero honor comenzar a formar parte del
staff que inventa las propuestas jueveras.
Ya se habrán
dado cuenta de que no somos sencillas ni muy normales, así que tendrán que
atenerse a las consecuencias si no se cumplen los requisitos. JAJAJAJAJA.
Hace varios
días que Buenos Aires está húmedo y gris, frío y nuboso y habitado por seres
extraños como la de la foto que parece haber sido: abandonada, arrojada,
despojada, soltada, dejada o se encuentra descansada en medio de la acera
frente al hospital Argerich (cada quien encontrará el Ada que más le plazca)
Obviamenteeeeeeee
deberá ser la protagonista de nuestro relato, que tratará de tener una
extensión no mayor a las 350 palabras y que
deberán escribir con el propósito de poder ser narrado a las criaturas de hasta
12 añitos. Ojo, no porque puedan escucharlo los niños, debe de ser para niños.
Esta
condición sine qua non
persigue el objetivo de lograr que vosotros despleguéis vuestra sana
imaginación y demostréis que os podéis ajustar a cualquier género y formato
literario.
Con ustedes la
fulana en cuestión
Obviamente el uso de la foto está permitido porque es de nuestra autoría.
Les deseamos de corazón que se diviertan y estamos ávidas por leerlos y ver todas vuestras participaciones, no se olviden de dejar los enlaces de sus participaciones en los comentarios, para comenzar a armar el listado. Muchas gracias”.
Regreso de
unos personajes que hace tiempo no aparecían.
La muñeca roja
Mi nombre es Ulises Lestrade, detective paranormal de Nausicaa,
agencia internacional de investigaciones. Ciertos burócratas de la Agencia me
consideran propenso a romper reglas.
-Y por eso, nos asignaron investigar absurdas leyendas urbanas –le
dije a Sofía, mientras caminábamos por una calle.
-Ya tendremos mejores
casos y… ¿qué es eso que está tirado?
-Una muñeca de cabellos rojos, despeinados, ojos celestes, hecha
a la imagen de una cantante. La pierna que le falta le fue cortada con una
navaja, un corte muy preciso. Y el abdomen tiene cortes que serían heridas mortales, en una mujer real.
-¡Impresionante! –dijo Sofía con admiración- Te invito a un
café.
-Y presiento algo raro, como un llamado de ayuda.
-Y desesperado –agregó Sofía.
Como las muñecas hechizadas están dentro de nuestra
especialidad, nos asignaron el caso.
Había escasos indicios para seguir, así que fuimos a lo mágico.
Llevamos a la muñeca a un lugar de
Nausicca, trazamos un círculo y un pentágono, donde entramos Sofía y yo. Luego
de una invocación, surgió la forma esfumada de una joven mujer.
Nos contó que Nina, una joven niñera que le tuvo la mala suerte
de trabajar en una casa, en que había una muñeca poseída.
-O más bien atrapada –le contesté.
Sofía me dio un codazo, un reproche por hacer una observación
inoportuna.
-Eso fue lo que pasó –dijo Nina- Se metió en mi cuerpo y me arrojó
en esa muñeca fea. Y me atacó, me hizo daño. Pude escaparme pero no pude ir
lejos. ¿Cómo están hablando conmigo?
-Sabemos algunas cosas.
El plan era un poco drástico. Requería reparar a la muñeca. Y
rastrear a la mujer que estaba en el cuerpo de Nina. Un seguimiento a los
gastos de la tarjeta de débito lo facilitó. Encontramos a la usurpadora tomando
un café en la vereda de un lugar caro.
La usurpadora lo tomó muy mal. Nos desafío a Sofía y a mí. Pero
era una inexperta. Y se asustó al ver a Sofía a los ojos.
Pronto, Nina estaba de regreso en su cuerpo. Y la usurpadora, de
regreso en la muñeca, ahora restaurada.
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