Hola, soy
Mara Laira, tal vez me conozcan por Es cierto aunque parezca irreal. Esta vez
El Demiurgo me dejo la oportunidad
... escribiendo sobre ciudades utópicas.
La utopía de
la Zona Iconoclasta
En un mundo
paralelo, muy similar este, el tiempo y el espacio eran inestables. Era una
civilización hecha con restos de otras civilizaciones. Y había conflictos entre
las distintas regiones. Hubo quienes mediaron para solucionarlos. Pero
necesitaban algo en común, descubrir un pasado que los representara. Una tarea
algo difícil entre tantos objetos a través
de los vórtices, que eran frecuentes.
Hasta que
encontraron algunas ruinas, donde se encontraron estatuas, códices sobre mitos
sobre Cronos, el titán personificador del tiempo, que fue derrotado por sus
hijos inmortales. Se trató de establecer una fecha, para que fuera declarado el
año 1. No lo consiguieron, a pesar de tener recursos sofisticados, después de
todo había cierta tecnología, a pesar de que el ambiente se parecía a la Grecia
clásica. Pero alguien sugirió que el año 1 podía ser el actual, por ser algo
transcendente encontrar esos documentos.
Fue ese
hallazgo el que impulsó la creación de una ciudad, donde sus habitantes se
dedicaran a analizar los restos del pasado. Pronto se hizo evidente que se
necesitaba cierta crítica con los mitos del pasado, incluso un poco cruel. Tan cruel
como demolerlos. Por eso la región que ocupaba la ciudad fue llamada La Zona
Iconoclasta.
La ciudad
fue fundada sobre las ruinas, tratando de respetar el estilo, que otra vez
podría ser el de la Grecia Clásica. Hubo que recurrir a los planos, a la
imaginación.
También hubo
lugar para la innovación.
La ciudad,
además de centro de La Zona Iconoclasta se convirtió en un centro de las artes,
tanto del pasado fragmentado, como de aquello que aprendieron por el material
venido de otros mundos.
Hubo un
teatro, donde se representaban obras, como en el teatro griego, con la
diferencia de que estaban permitidas las actrices. Incluso dieron recitales
unas tres jóvenes mujeres, dos con algo parecido a unas guitarras, la tercera
con percusión. Que hacían música un tanto sombría.
La ciudad
tenía barrios sombríos, porque eso le gustaba a algunos de los recientes
habitantes. Se decía que las fronteras estaban protegidas por seres con poderes
mentales o mágicos.
Fue necesario
para el estudio critico, recibir gente de otras regiones, para estudiar las
antigüedades de la región y esculpir nuevas estatuas.
Un día llegó
una mujer llamada Atalanta, bellísima, como diría El Demiurgo, atlética y a la
vez intelectual, fue recibida en el área de Arquelogia y esculturas. Vestida con
su peplo comparable y su mente brillante, enamoró a todos.
Un día se
fue tras un Viajero Interdimensional y la ciudad ya no fue la misma. Ya no fue
tan utópica, para sus habitantes.
Fue ella
quien me contó la historia.
Escrito por Mara Laira
Disculpen
por haber escrito tantas palabras, pero es mi primera vez. Y por haber escrito
tan parecido al Demiurgo, pero tengo que desarrollar mi personalidad.
Tal vez encuentren mejores relatos sobre ciudades utópicas en casa del anfitrión juevero.
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