Este jueves, un relato: Bajo el influjo de Insomnia

Una vez más, Hypnos se ausenta, dejando a Insomnia. Bajo el influjo de Insomnia la inspiración onírica  es menos probable. Bajo su influjo, la autocrítica se exacerba, por alguna torpeza, algún error cometido en el día, no grave pero sí irritante por el hecho de que tal vez no se puede revertir. Dormir sería útil para suspender la autocrítica.

No ayuda el tener acufenos en un oído, más exactamente un tinnitus, un zumbido que alguna vez cambió de ocho mil a cuatro mil hertz. Algo constante desde hace años, años sin un momento de silencio. Es algo que suele no tener una explicación y ningún tratamiento, sólo la recomendación de aprender a vivir con eso. La música o un programa de radio ayudan un poco, con un volumen que no despierte y que sea suficiente para ocultar el molesto zumbido.

Y luego de afrontar la propia impaciencia. Hypnos llega. Y es Morfeo quien no cumple con su trabajo.

Puede ser un sueño prometedor, en un edificio donde una secretaria morocha, vestida con minifalda y medias negras, dice que la sigan por una escalera que desciende interminablemente. Pero hay molestas formas de sueño que no dejan pasar. Y ella se aleja. Y el sueño termina. Y hay un molesto despertar.

Claro que queda fantasear con mujeres atractivas, tanto las famosas como las imaginarias. Fantasías que se vuelven más oscuras, a medida que el sueño se hace esperar.

Una vez más Hypnos se hace presente. Pero Morfeo trae un sueño de lo más estúpido. Y llega el tercer despertar. Y el zumbido es como un despertador que no puede apagarse.

Es hora de levantarse, el desayuno. Y de enfrentar al papel en blanco. O a la pantalla azul de la computadora. ¿Desistir de escribir? Nunca.

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Una vez  más, planeaba escribir un relato de Duality, pero la inspiración no fue propicia. Si alguien tiene una idea para desarrollar, a partir del sueño trunco, adelante.