Este jueves, un relato: "Las Puertas de los Cielos"

 

“Este jueves la propuesta es que cada uno de vosotros Jueveros nos hagáis un relato en cualquier formato, ya sea prosa, verso, narrativa, donde la puerta sea el componente principal, ya sea bien espiritual o material.

Una puerta abierta o cerrada, un portazo en un momento dado, o dar con la puerta en las narices, hay muchas cosas que hay detrás de una puerta, ilusiones, fantasmas, anécdotas, complicidad, secretos y asi podríamos llegar casi hasta el mismo cielo.

Pues manos a la obra y hacer de esa puerta una obra de arte.

Os espero, no me falléis, ya sabéis por favor  procurar no ser muy extensos, a ser posible  que no sean más de 350 palabras, ( si se pasa un poquito más tampoco fusilamos a nadie  )y comentemos a ser posible a todos los participantes.

Dejar vuestros enlaces y con sumo gusto los subiré al blog.

Gracias de antemano por vuestra atencion , feliz semana.

Campirela…”

 

  Punto de Fuga

Años después, Naiara recordaría ese día en que le regaló a su hermano Lucio, El valor de la figura en todo su valor, el libro de dibujo de Andrew Loomis. Lucio sonrió por primera vez, luego de aquel diagnóstico, de una enfermedad en curso, que lo iría privando de su movilidad.

-Esta es una puerta –dijo Lucio, sosteniendo el libro- Y algún día la cruzaré.

 

Durante un par de años, Naiara ensalzó el nombre de Amdrew, el referente Lucio. Quien dominó los secretos de la perspectiva, la magia de los colores, convirtiéndose en un pintor con un estilo naturalista, cuyas obras se exponían en muestras.

Pero  Lucio fue volviéndose taciturno, callado, por el avance de la enfermedad y por sus desengaños amorosos.

-Necesito a una discípula – le dijo a su hermana- Pronto necesitaré a alguien que me ayude en esto.

 

Naiara se quedó pensando en las relaciones fugaces de su hermano, las modelos de pintura, que se marchaban para no volver.

Por eso desconfió de Ana, una mujer atlética, que frecuentaba las muestras de Lucio. Pero cuando Naiara habló con ella, Ana mostró sus emociones, como si abriera una puerta.

Ana se convirtió en su si discípula y  amante, con quien terminó el libro Colores y formas. En la presentación del libro, que incluía reproducciones,  Ana fue considerada la musa inspiradora, una nueva Simonetta Vespucci.

Y así hasta que, acompañado por Ana, que empujaba su silla, vio Una que había sido derrumbada, quedando sólo una puerta. Lucio consiguió permiso para entrar al terreno, dibujar esa puerta.

Una puerta que imaginó como parte de la casa de sus sueños. Por alguna razón Ana se preocupó por esa obsesión. Y lo conversó con Naiara, mientras Lucio descansaba.

-Está buscando un punto de fugar, no como el origen de una perspectiva. Sino como un escape., hacia un lugar que no existe.

 

Naiara tranquilizó a Ana, aunque sintió pena por ella, sobre todo al ver los bocetos de una mujer ideal. Unos meses después, recibió un llamado de Ana, que estaba llorando.

-Lucio se fue. Encontró su punto de fuga.

Y señaló un nuevo cuadro de una casa, con una puerta entreabierta, que sostenía la delicada mano de una mujer.

Más puertas en Campirela

Esta vez le he dado vacaciones al Mara Verso, prefiriendo un relato con principio y fin. Para el cual me he basado en El viaje de Lucio, de María Esther Vázquez. Cambiando el nombre de algún personaje, como omitiendo a otros, que no tienen relevancia en el cuento.

El final es parecido, pero con algunos cambios. Creo que escribí algo parecido al cuento que me hubiera gustado haber leído.