…Y
algunas palabras de semanas anteriores.
…Ya había pasado su
tiempo de apogeo, en que esa estirpe mitológica tenía su hogar en la isla de
Circe, el tiempo en que fueron protegidas por los Olímpicos. Cuando estos
abandonaron a los mortales, dejaron en desamparo a los seres que estaban entre
ellos.
Habían llegado los
últimos días para esa estirpe de mujeres aladas, que los mitos llamaron
sirenas. Aún se escuchaba de noche, los tristes cantos de las últimas sirenas. Algunos
las veían en la playa, mirando fijamente hacia el mar, ese mar en que algunas
se habían ahogado.
Y quienes las
miraban, pensaban amargamente que se acercaba el tiempo en que esa estirpe
sería sólo un recuerdo.
Un recuerdo confuso
en idiomas aún no nacidos, idiomas que las confundiría con otras sirenas, mitad
mujer, mitad pez. Una estirpe que también se convertiría en recuerdo.
Aprovecho
para decir que el próximo lunes, el 16 de junio se cumplen 9 de años desde que
empecé a ser El Demiurgo de Hurlingham.
Cuánto nos hacen volar estas maravillas mitológicas!...y además siempre consiguen impregnarnos de extraña melancolía por tiempos que no vivimos...quizás sea ese su mayor poder.
ResponderEliminarMe encantó eso de "Un recuerdo confuso en idiomas aún no nacidos"
Un abrazo
Puede ser. No es la primera vez que escribo sobre este tipo de sirenas. Y también he escrito sobre strigis. Parece que me fascinan la mujeres miticas...y peligrosas.
EliminarEse es mi estado de animo. Productivo para escribir pero un tanto molesto.
Vaya saber como me surgieron esas palabras. La inspiración es algo caprichoso.
Un abrazo.
Creo que ganaron en algo: obtuvieron la eternidad.
ResponderEliminarSiempre recuerdo un cuento de Kundera que discurre entre la realidad del presente y la gloria de no haber sido...
(en cuanto a tu comentario del próximo lunes,una pregunta: y quien eras antes de ser el Demiurgo??? ;)
Aun se las menciona. Interesante planteo.
EliminarQue buena pregunta. ¿Era? Lo dejo para el misterio. Tal vez era El Demiurgo sin saberlo.
Un texto donde no solo unes palabras sino que le proporcionas una historia para que jueguen en ellas. Eres genial!!!
ResponderEliminarMito o realidad? Lo importante es la magia de su misterio y es lo que las ha llevado a ganar la inmortalidad en el recuerdo.
Cariños…
P.D: gracias por tu visita, de verdad que la parecio mucho.
¿En serio?
EliminarMito o realidad. Elijo quedarme con la pregunta.
Gracias por el comentario.
Fantasía, fascinación, leyenda, belleza, todos estos elementos los unes en tu hermosa creatividad. Me recordó a la primera mención que se conoce de las Sirenas en La Odisea, cuando Odiseo se enfrenta a su canto en el mar.
ResponderEliminarSaluditos
Gracias por tantos elogios.
EliminarFue lo que tuve en cuenta.
Saluditos.
Un vestigio que nadie puede asegurar ni afirmar. Buen aporte, digno de ti. Las criaturas mitologicas siempre tiene un poderoso imán, incentivan al máximo la creación y la imaginación. Abrazo Demiurgo!!
ResponderEliminarSí, tienen ese algo especial.
EliminarGracias por tu opinión.
Abrazo.
¡Omg! Mil disculpas. Olvide felicitarte por el cumpleaños de tu blog. Deseo que vengan muchos más para poder visitarte y leer tus interesantes entradas.
ResponderEliminarAbrazos
En realidad, este blog cumple dos años el proximo 26 de agosto.
EliminarMe refería a que hace 9 años comencé a ser El Demiurgo, en una etapa pre blogera. Igual gracias por tus felicitaciones.
Abrazos.
Me encantan estas historias llenas de mitología y misterios. Cosas que se develan y otras que se quedan en el olvido.
ResponderEliminarGracias por participar y felicidades por tus 9 años de Demiurgo!
Un abrazo.
Gracias por tu comentario. Me importa tu opinión, por ser la impulsora de las semanas en palabras. Hay coincidencia sobre las historias de mitos y misterios.
EliminarGracias.
Un abrazo.
¿Mito o realidad? Siempre se alimentará la duda para que el mito continue, y es que es una leyenda preciosa.
ResponderEliminarMuy bonita tu historia.
Felicidades por esos nueve años.
Un abrazo
Hay mitos que se desea que sean reales, aunque las sirenas miticas eran peligrosas, pero míticas al fin. Gracias por eso.
EliminarY gracias por tu deseo de felicidad
Un abrazo.
Hola Demiurgo de Hurlingham.
ResponderEliminarVengo donde Sindel, me llamó la atención tu nombre y me gusta tu relato, mitología, idiomas no nacidos, me haencantado tomar el impulso de visitarte.
Mi primer borrador era algo así, al final publiqué un segundo texto.
Abrazos Demiurgo de Hurlingham
Sí, llama la atención
EliminarMe gusta lo mitologico.
Bien logrado lo que escribiste.
Abrazos.
Gracias por tu visita Demiurgo de Hurlingham, mira, te dejo el borrador primero.
EliminarAbrazos
La historia de aquel antiguo pueblo pasó como siempre sucede, de boca en boca. Corría el rumor de que existía un monstro que desnudo totalmente dejaba en sus pisadas, jirones de almas en cautiverio.
Sus gritos eran estremecedores, cuanto más oscura la noche, más desgarradoras eran las voces que quedaban impregnadas en las huellas de la arena.
Pasaban las horas lentamente de aquellas noches de luna llena, el lamento de las almas se escuchaba en el pueblo como repiqueteo constante de campanas, los perros aullaban y corrían asustados a esconderse, acurrucados en cualquier hueco que encontraban.
La curiosidad iba en aumento y cada noche de luna llena algunos hombres, (los más valientes), encaminaban sus pasos hasta el borde de la playa, arenas nocturnas acariciaban sus pies descalzos, en momentos el agua jugaba entre sus dedos, ellos observando el horizonte veían acercarse una silueta, era una mujer sirena, sus cabellos galopaban al viento, con la cadencia de sus caderas el mar se agitaba, formando la espuma blanca que adornaba la superficie y llegaba hasta la orilla de la playa.
Los hombres al verla se acercaban presurosos, el entusiasmo se veía en sus rostros, uno a uno se ponían frente a ella, sólo unos minutos a su lado y corrían despavoridos, deambulaban por la vida, con la mirada perdida, murmurando a sus adentros la crueldad de que habían sido objeto al encarar sin ninguna protección al monstro disfrazado de sirena.
En una ocasión llegó un hombre al pueblo, escuchaba con atención las historias de los viejos de aquel pueblo, esperó pacientemente que llegara ese momento y una noche se acercó a la orilla de la playa, el mar estaba embravecido, no tardó mucho en aparecer la sirena. Sensual y misteriosa acercó sus pasos hasta quedar tan cerca que sus alientos se confundían.
Su voz era melodía para el corazón de aquel hombre, embelesado de su belleza, de su rostro angelical, en un impulso levantó su mano para tocar su mejilla, la sirena se retiró al momento que decía...
-- Te ofrezco desvelar el misterio del mar, el aroma de los vientos, la tibia caricia del cielo, el calor de los luceros, te entrego mis tesoros y te los doy con una condición...--
¡ Refleja tu mundo interior en el fondo de mis pupilas... !.
Él se acercó decidido, tomó su rostro entre sus manos y mirándola fijamente fusionó sus pupilas, navegó entre sus aguas mansas, entre sus aguas turbias, cascadas de deseos reprimidos, miedos y tabúes añadidos, su fuerza interior fue más intensa, logró arrancar su esencia, la misma que se econtraba prisionera en el fondo de las frías cuevas marinas.
Sirena lo miró desconcertada, había liberado su alma y aún no salía huyendo, su voz volvió a surgir, ésta vez era temblorosa.
--Todos los hombres que se reflejan en mis pupilas, no me ven a mí, sólo son espejos en los cuales ven su esencia, siempre se han visto como monstros y no pueden soportarlo, observan su codicia frente a mis tesoros, su falta de amor y generosidad y es algo que no pueden soportar. Sus espíritus enfermos se pegan a mi cuerpo que lucha por liberarse dejando en cada huella lo cruel de sus lamentos.
El hombre enternecido, abrazó su frágil cuerpo no deseaba sus tesoros, sólo cuidar de ella. Desde ese momento y por toda la eternidad, cada noche de luna llena, hasta el pueblo llegaba la brisa impregnada del mágico canto de la sirena y el susurro de aquel hombre que su corazón supo ganar.
Hasta llegar a ser sirenas fueron aves, fueron peligrosas antes de ser encantadoras. Has reunido las palabras de Sindel muy bien. Un abrazo
ResponderEliminarTal vez consideradas peligrosas y cuando empezaron a faltar, se sintió que eran encantadoras.
EliminarGracias.
Ser el ultimo de una especie.. o el primero.. en los dos casos es difícil. Felicitaciones por tantos años de constancia, yo estoy desde el 2005, pero con ausencias..
ResponderEliminarSer el último además tiene el toque melancolico de lo irreversible. Ser el primero da cierta esperanza.
EliminarEn la blogofera estuve un poco menos de tiempo. Tuve un blog que llegó a 5 años y algo, pero Blogger tiene sus cosas...
Gracias por el comentario.
El canto de las sirenas transformado en un lamento de lo que fue una vez realidad y es hoy olvido...
ResponderEliminarEs un buen resumen.
EliminarGracias por el comentario.
Excelente!!! No sólo por el tema que tratas sino por la forma en que lo has hecho: en esto de los relatos mitológicos vale tanto el fondo como la forma, no en vano fueron tratados, muy al principio, utilizando hexámetros y no prosa, digamos, llana.
ResponderEliminarMe llama la atención la segunda imagen: yo diría que se adivinan unos drakkar sobre el mar, lo cual me conecta con la tradición que sobre las sirenas tienen en las tierras cercanas al sol de media noche. Aunque podrían ser trirremes y entonces ser una sirena del Egeo (pero el mascarón de proa, aunque se ve difuso, me suena a drakkar. Así como el dibujo de las velas)
Hay una cosa en tu relato mitológico que me ha recordado cierta cosa que leí hace tiempo: los dioses mueren cuando los humanos se olvidan de ellos. Quizá las sirenas que cantaron a Odiseo, más que seducirlo pretendían un último esfuerzo para ser escuchadas y que su memoria permaneciera indeleble entre los mortales.
Un abrazo
Interesante comentario.
EliminarY yo que pensaba que me había destacado más en el tema que en la forma.
No sabía que se podía deducir tanto de esa imagen, imagen que me pareció muy representativa.
Interesante, es la misma idea que aparece en la remake de Furia de titanes. Perseo, el semidios, es quien los termina salvando.
Has hecho toda una leyenda con las palabras de Sindel.
ResponderEliminarLa primera palabra me sugirió algo y las restantes me ayudaron a completar esta historia, con la melancolia de mi actual estado de ánimo.
EliminarBuena historia!
ResponderEliminarPasaré el lunes a felicitarte, lo mereces!
Un beso!
Gracias, Teriri.
EliminarVaya saber que planeo para el sábado. Pero algo voy a hacer.
Un beso.
Me ha gustado saber sobre las sirenas... Muchas gracias.
ResponderEliminarEspero recordar el cumple Demiurgo; pero si por casualidad no, por mi despiste, te felicito ya de antemano.
Un beso enorme.
Gracias por tu interés.
EliminarSeguramente postee algo sobre el tema.
Un gran beso.
Leyenda o no las historias nos hacen volar hace paraísos habitados por estos seres mágicos que han dando para muchos relatos.
ResponderEliminarBesos
Es cierto, las historias tienen algo especial. Gracias por pasar.
EliminarBesos.
¡¡¡Ah, pues yo traigo la tarta!!! ¿De qué la prefiere mi niño de 9 años?
ResponderEliminarHay cerámicas griegas preciosas con sirenas, incluso estatuillas.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fe/NAMA_Sir%C3%A8ne.jpg
Un abrazo, compañero.
Gracias, cualquiera es bienvenida. Aclaro que no soy un niño, inmaduro tal vez. Soy un poco como los replicantes de Blade Runner. Un poco, porque no me parezco demasiado.
EliminarCasualmente, vi la estatuilla.
Se aceptan ideas para un Es cierto aunque parezca irreal, que estoy planeando.
Un abrazo.
¡Ay que ver lo que da de sí la sirena. Ha llenado de fantasía la mente y has escrito un bonito relato, algo nostálgico de aquel cantó de sirena que se oía en el mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal vez así empezó la música, entre aquellos que escuchaban con melancolía esos ultimos cantos, no volviendo a ser los mismos.
EliminarGracias.
¿Mito o realidad?. Personalmente prefiero que sean mito. La realidad siempre es pragmática y tangible. Sin embargo, su cualidad de mito las ha permitido pervivir en la memoria colectiva y tener ese halo de misterio y fantasía propio de los seres mitológicos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Interesante planteo. Es cierto que estamos hablando de ellas, aunque un poco opacadas por las mermaids, la sirenas mitad mujer y mitad pez.
EliminarGracias por el comentario.
Quiero dejar constancia que no había leído esta entrada cuando comenté la anterior jaja. Lo juro !!
ResponderEliminarTe dejo un cuento, quizás ya lo conozcas. (Tiene que ver...) Lo dejo en forma de comentario:
El silencio de las sirenas
Franz Kafka
Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:
Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.
Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.
En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.
Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.
Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.
Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.
La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.
;)
Besos.
Te creo. Y yo te aseguro que la continuidad de temáticas, sílfides-sirena fue una casualidad. Casi nunca sé lo que voy a tener en mi blog la semana siguiente.
EliminarLo conocía, pero aun así que bueno que lo hayas dejado. Hace que te aprecie más.
Besos.