Desde su blog, Neogémis nos presenta el siguiente reto:
“Hola amig@s:
Nuevamente me
corresponde anfitrionar un encuentro juevero y esta vez se me ha ocurrido
proponer como eventual disparador de historias alguna de las imágenes de mi
autoría que les dejo a continuación. La interpretación de la imagen elegida
puede ser literal o en sentido figurado, eso se los dejo a su criterio y gusto,
por lo que –espero- surjan multiplicidad de historias ambientadas en el entorno
urbano que les sugieran las fotos.
Como siempre,
intenten no superar las 350 palabras y a partir del miércoles pueden ir
publicando sus relatos. Con los links de todas las publicaciones que me
acerquen, iré armando oportunamente la lista de participantes. Recuerden
acompañar sus textos con el título e imagen que les dejo
como cabecera para publicitar la lectura y participación”.
Hay una imagen que me ha sido propicia para una idea general, que he ido
desarrollando. Espero que les guste.
Un detalle está ambientado en el mismo universo que el relato anterior,
el de Anita Zinc.
Un lugar propicio
Luz y Sol conversaron sobre lo que Anita Zinc, su mejor amiga, contó
sobre su viaje al pueblo de su madre.
Ella las había visitado, estaban compartiendo café, con algunas facturas.
-Es un buen lugar para visitar, salvo por la gente –dijo Anita-Crítica, juzga y condena.
Silencio.
- No es un lugar propicio para ustedes. Ni para mí.
Luz y Sol se miraron.
Unas horas después, preparadas para dormir, Luz y Sol confirmaron que
habían pensado lo mismo. Anita se había sentido incómoda en el pueblo de su
madre. En el barrio en que había crecido había sucedido El Incidente.
-Y no la quisieron en el barrio cerrado –concluyó Luz, abrazada a Sol.
-¿Por qué no hay un lugar para ella? –planteó Sol.
Con esos pensamientos, se quedaron dormidas.
Luz se encontró sola en un lugar desconocido. Escuchó la voz de Sol,
llamándola. Una voz ahogada, que pedía ayuda. Desesperada, Luz fue en su busca. Cuando la encontró, estaba atrapada en
una tela blanca, traslucida, respirando con dificultad.
Luz se esforzó para desgarrar la tela.
Y entonces, fue despertada por su compañera, quien estaba libre de todo
peligro.
-¿Estás bien? –
-Un sueño feo –contestó Luz- Muy feo.
-¿Qué tal si vamos a esa plaza en la que repasábamos los apuntes?
Luz sonrió al recordar.
Pero el presente era distinto a lo que ambas recordaban. Había árboles
resecos, pasto crecido y desparejo.
-Ya no es lo mismo desde que ustedes venían por acá –dijo alguien- El
lugar está abandonado. Y no les recomiendo venir de noche. Es una boca de lobo.
Pausa.
-Las veo en ese programa de ciencia que tienen –explicó el desconocido-
Lamento haber sido prejuicioso entonces. Pero cambié.
-Algunas cosas pueden cambiar –dijo Sol.
-Y para mejor –agregó Luz.
Luz y Sol recurrieron a su empresa de paisajismo para restaurar la plaza.
Personalmente coordinaron el retiro de árboles resecos, el plantado de nuevos
árboles. La plaza volvió a tener vida.
Cuando las tareas estuvieron suficientemente avanzadas invitaron a Anita
y Melisa, muy atareadas en la edición de informe para Industria Científica.
-Están trabajando demasiado –dijo Sol- Necesitan relajarse.
-Y es un lugar propicio.
Anita Zinc sonrió.
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