Nuria de
Espinosa nos propone el siguiente reto:
“Bienvenidas-os
a la convocatoria juevera
*MIEDO*
El miedo puede
entrar en nuestras vidas de diversas maneras: miedo al amor, al fracaso, a la
decepción. Miedo a la oscuridad, a las pesadillas, o al que dirán. Incluso el
miedo escénico. Miedo real, irreal o irracional. Miedo social.
Miedo al
compromiso. Miedo a lo desconocido. El miedo a la muerte o la soledad. Miedo a
tu yo interior, a tu propio pensamiento. ¡En eso quiero que penséis, en el
miedo! Para ello os dejo algunas frases e imágenes en las que podéis
inspiraros.
«Recordad que,
en la medida de lo posible, el relato no debe exceder de las 350
palabras».
«Deja volar tu imaginación».
«Para quien
tiene miedo, todo son ruidos. Sófocles»
«Solo una cosa
vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
«De lo que
tengo miedo es de tu miedo. William Shakespeare».
«No hace falta
conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son
los que inspiran más temor. Alejandro Dumas».
El detective, el
sabueso y la hechicera
(Anotaciones de Ulises Lestrade)
…por ese entonces, le regalé a Sofía, mi traducción manuscrita de unos poemas
de Vanessa Binoche.
-Conservaste la esencia poética de sus
versos –añadió rápidamente- Contáme más de ella.
-Como descendiente de Sísifo de
Averoigne, había heredado secretos místicos. Ella tuvo que usarlos para ayudar
a su amado Lestrade.
-Ya te lo pregunté pero ¿es el investigador
que aparece en los cuentos de…?
-Se basaron en él para desarrollar el
personaje.
“En una ocasión se encontró con algo
que lo hizo pensar en esta frase: No hace falta
conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son
los que inspiran más temor.
Fue cuando le tocó investigar una
vivienda, en que una familia de ladrones
fue masacrada, en una forma extrema. No podría ser robo porque encontró joyas,
algunas esculturas inquietantes, como algunos libros extraños. Así que Lestrade
sospechó que se trataba de una lúgubre venganza.
Vanessa insistió en que la dejara ver
la escena del crimen, ya retirados los cuerpos, porque uno de los libros
descritos era el… ¡NECRONOMICÓM!
Al ver la tétrica escena, ella tuvo la
certeza de que algo extraño, un ser peligroso había estado, para recuperar un
siniestro talismán.
Sospecho que Lestrade estaba en serio peligro, lo acompañó a su casa, hizo que se encerrara en su habitación. Mientras ella recurría el resto de la casa, colocando protecciones mágicas.
Lestrade se recostó, cerró los ojos. Comenzaba
a relajarse cuando sintió una presencia, algo que trataba de entrar en la casa,
chocando contra las defensas mágicas, que Vanessa había puesto.
Pero el ser encontró un punto débil Y
llegó a la habitación. Era una forma cambiante, que a veces adoptaba la forma
de un siniestro sabueso.
El ser apretó la mano derecha de
Lestrade.
-¡Maldito seas! –rugió el ser- ¡Estás
protegido!
La forma espectral abandonó la casa,
intentando escapar. Pero se encontró con Vanessa Binoche. Quien entonó cánticos,
en un idioma más antiguo que la humanidad.
Lestrade escuchó unos alaridos.
Alarmado, fue hacia Vanessa, quien lo abrazó. Y le dijo:
-¡Que susto me diste!”
-Así fue como cierto detective
policial se integró a una dinastía con ancestrales secretos –concluí yo- Y no
tuvo la menor duda.
-Yo tampoco tuve la menor duda –dijo Sofía,
abrazándome.
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