Desde su blog, Patricia y Rosana nos proponen
el siguiente reto:
“Hola,
cómo va queridísimos y queridísimas bloguer@s. Una vez más nos hemos propuesto
para ser anfitrionas de los retos jueveros.
Por este lado del mundo estamos
gozando de fuertes temperaturas cuestión que nos obliga a encender cuanto
aparato y adminículo haya creado la humanidad para lograr que algo se parezca a
una suave brisa que pasa y nos da un poco de aire, así que espero que el
ventilador de techo no se lleve las pocas ideas que el calor permite que
tengamos.
Voy a confesar las dificultades por
las que he pasado hasta poder lograr comprender un poco a nuestro querido e
insuperable Borges. Supe siempre que entenderlo es privilegio de ser muy
letrado así que en la última feria del libro, compré un maravilloso librito que
explica como para niños, algunos giros de su maravillosa obra.
¿A qué viene esto? A que un sábado
cualquiera de no hace mucho, llevé a mi hermosa nieta a acrobacia y esto queda
cerca de un gran parque en el que encontré un banco vacío a la sombra de un
frondoso palo borracho, su follaje impedía que el sol de las tres de la tarde
me derritiese, así que mientras me predispuse a esperar la hora que tarda su
clase, me apuré a tomar prestado como mío ese banco y a sacar el librito que me
haría comprender con más precisión a George.
Casi bajo los efectos de la hipnosis
literaria, logré bloquear todos los sonidos que provenían de aquí y de acullá;
sólo me interrumpía la lectura un palomo que iba de fracaso en fracaso
intentando encontrar con quien dejar descendencia - hasta las palomas están en
la movida del feminismo.
De pronto, cuando el palomo se
rindió y mi mirada observaba con pena la derrota, un extremo de mi ojo derecho
percibió la figura de un, digamos, no sé, una especie de señor que cansado de
haber corrido para estar en forma por alrededor del parque, decidió sentarse a
mi lado y no sólo descansó sino que se quitó las medias - todo a quince
centímetros de mi presencia - cambió zapatillas por ojotas y partió vaya a
saber para dónde el muy cochino, pero antes de partir, me dejó este perfumado
souveni”r.
“Bueno queridísim@s,
de esto se trata el reto esta vez, cada cual relatará alguna anécdota en donde
le hayan dejado un souvenir tan curioso como el mío, o también, puede que
traten de imaginar quién fue que hizo la cochinada y por qué o como les plazca,
pero que el souvenir esté presente y tan sucio y desagradable como el mío.
jajajaj.
Yo sé que
esto despertará vuestra peculiar inspiración y nos llenarán a Patri y a mí de
originales historias dignas de ser recordadas por mucho tiempo.
Ahora
vayan corriendo a buscar la lapicera, siéntense, pero tengan cuidado de ver muy
bien quién se va a sentar a su lado.
Buen
domingo
Rosana y
Patricia”
Antídoto
Luz y Sol recorrían la plaza, luego de su inauguración oficial, seguidas
por Anita Zinc.
Era un buen día para caminar con ritmo, hacer ejercicio, con una
temperatura adecuada.
En algún momento, Luz y giró la vista, miró hacia atrás.
-¿Dónde se metió Anita?
-Parece que no pudo seguirnos el ritmo –contestó su amada Sol.
Pero en eso apareció Anita, alcanzando rápidamente a la pareja.
-La plaza está muy linda –dijo la química- Pero ya empezaron a ensuciar.
-¿Ensuciaron mucho los perritos?
-No, por lo menos no todavía –contestó Anita- Son las personas que tiran
la basura por todos lados, menos en los tachos de basura.
Sol miró la plaza con otros ojos, había botellas de plásticos, cajas de
cartón de comida rápida, alguna que otra bolsa.
El trío comenzó a recolectar basura, recorriendo la plaza.
Y en un banco, encontraron lo que consideraron un desagradable souvenir, ropa
sucia, transpirada.
-¡Que hombre tan cochino! –exclamó Sol.
-¿Cómo sabés que es un hombre? –preguntó Luz.
Anita examinó la ropa, una camisa y medias,
con una lupa.
-Es un hombre. Y no necesariamente cochino –contestó Anita- Está
intoxicado y necesita nuestra ayuda.
Rápidamente las tres fueron en la búsqueda. Tardaron poco en encontrar a
un hombre no muy atlético, de apariencia común. Que transpirada en extremo,
aunque la temperatura era moderada.
-Soy química y puedo ayudarlo –se presentó Anita- De casualidad, trabaja
con plaguicidas.
El hombre resultó ser un jardinero, había estado desinfectando unas
plantas el día anterior. En un día de descanso, visitó la plaza y comenzó a
sentirse mal.
-Atiéndalo mientras llamo a una farmacia –indicó Anita- Saquenle la
remera.
Unos minutos, un empleado de la farmacia llegó con un paquete.
- Atropina por vía intravenosa –comentó Anita- Es lo que necesitamos.
Anita Zinc fue precisa en aplicar la inyección. El hombre comenzó a
agradecer.
-No tan rápido –dijo Anita- Necesitará ropa nueva.
-¿Qué tiene de malo la que tengo?
-Debe desecharse luego de que tome algunas pruebas –contestó Anita- Es
una intoxicación muy seria.
Unas horas después, el hombre estaba con ropa nueva y recuperado de la
intoxicación.
-¿Cómo puedo agradecerles?
Luz y Sol se miraron.
-¿Le gustaría ser el cuidador de esta plaza?
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Prueba que no siempre la realidad es lo que parece a primera vista. Quien se hubiese imaginado que la ropa sudada era a causa de una intoxicación? Suerte para el hombre que cerca estaban las chicas! Jaja. Un abrazo Demiurgo
ResponderEliminarEso sobre la realidad, que comentás, resume muy bien mi relato.
EliminarSólo alguien como Anita.
Tuvo mucha suerte, que ellas anduvieran por ahí.
Un abrazo.
Me gusto como resolviste el relato, pues para que veamos que no todo es lo que parece, a primera vista.
ResponderEliminarHicieron la obra del día salvando al señor.
Un besote Demi.
Feliz fin de semana, aprovechar el solecito del verano.
Que bien que te guste, no hay que confiar siempre en las apariencias. O más bien, para sacar conclusiones hay que percibir bien esas apariencias.
EliminarAsí es.. Y además, consiguieron un cuidador para la plaza.
Lo haré mientras no haya ola de calor.
Feliz fin de semana. Un gran abrazo.
Que extraña la consigna de este jueves ja pero vos la resolviste muy bien.... saludos amigo y feliz comienzo de año!!!
ResponderEliminarFue todo un desafío. Que bien que te parezca bien resuelto.
EliminarQue tengas un buen año. Saludos, amigo.