Neogéminis nos presenta el siguiente reto:
Para esta
ocasión he seleccionado al azar (iba abriendo caprichosamente algunos libros que
tengo en casa) esta serie de pensamientos elaborados por escritores destacados
alrededor del tema del paso del tiempo, la naturaleza humana y los presagios
que creemos interpretar. Como verán jugué también con la cantidad y haciendo un
guiño (vaya a saber por qué) a la afamada película, se me ocurrió que fueran
nueve las frases y una “mitad” que dejo abierta a su criterio y gusto.
Con todo este
material les propongo dejar “florecer” las palabras de la forma que prefieran.
Ya sea como título, como frase insertada, como sucesión de pensamientos
entrelazados, deberán utilizar -uno, algunos o todos- los elementos de la
selección que les dejo para elaborar un texto de temática, forma y estilo libre
intentando no superar las 350 palabras.
Y estas son las
9 frases (y media) seleccionadas:
Parece una
broma, pero somos inmortales (Julio Cortázar)
He venido sólo
para decirte que anoche tuve un sueño contigo (Gabriel García Márquez)
Volví a casa con
la sensación de una absoluta soledad (Ernesto Sábato)
La palabra
“tiempo” rompió su propia cáscara (Virginia Woolf)
¿Qué maldad
acecha en el corazón de los hombres? (Woody Allen)
Un sueño no es
en sí más que una sombra (W. Shakespeare)
Nuestra mente es
porosa para el olvido (Jorge Luis Borges)
Una amenazante
figura vestida de militar hablaba sin mover los labios (Lovecraft)
Tal vez un vago
presagio asió su garganta con guante de seda (Manuel Puig)
Nada tan
engañoso como… (Artur Conan Doyle)
Encuentro interdemensional
-Nada tan engañoso como… el plagio –pensó Duality- Es presentar como propio un mérito ajeno.
Comenzó en una de sus visitas a Hector Scorzo, El Historietista. Quien las escuchaba con fascinación y las
usaba como base de historietas, mientras se preguntaba ¿qué maldad acecha en el corazón de
los hombres?
Duality decidió regalarle la reproducción de un cuadro que le gustaba a Hector.
Adoptó una de sus personalidades alternativas. Y fue a un local de ventas de
arte.
Donde también encontró esas figuras, pequeñas estatuas que la
representaban. Ella preguntó por esas representaciones.
-Las tengo reservadas, se venden mucho–preguntó el vendedor- Pero puede
reservar, si le interesa.
-Quisiera saber quién es el artista.
-Nadie lo sabe. Viene acá un intermediario, con un acuerdo de
confidencialidad –contestó el vendedor.
Para la Mujer Felina, entrar sigilosamente el local, luego de que
estuviera cerrado, era rutina. Como revisar los comprobantes. Y descubrir el
nombre del intermediario.
Dante Serpieri tuvo la incómoda sensación de ser acechado. Tal vez un vago presagio asió su
garganta con guante de seda. Al llegar a su casa, se lo dijo a Atalanta.
Vestida con su breve peplo dórico, Atalanta interrumpió el tallado de una
figura de Duality. Y se encontró con la misma Duality.
Duality acusó a Atalanta de plagiar el trabajo de una artista. Atalanta
acusó a Duality de irrumpir como una ladrona.
-¡Un momento! –intervino Dante- ¿Han notado que las dos vienen de otros
mundos?
Duality se arrojó sobre Atalanta,
quien esquivó el ataque, con una velocidad inesperada. Duality sacó sus garras
pero fue golpeada.
Dante se fue y volvió con una tercera mujer, de pelo azul.
-¡Calma! Podemos arreglar esto de una manera civilizada.
Duality percibió algo atípico en esa mujer, más allá del pelo.
-Sí, soy una mujer virtual. No todos pueden notarlo. Y me llamo Mara Laira.
Dante empezó a explicarlo.
-Tengo un don de viajar a otros mundos. Así conocí a Atalanta, quien
insistió en volver conmigo. Y lo de las estatuitas comenzó un regalo para mí.
-Lo llamamos El Viajero Interdimensional –dijo Atalanta.
Y así fue como se produjo ese encuentro, que Un sueño no es en sí más que una
sombra.
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