Mercedes nos propone el siguiente reto:
Tal y
como resulta del Inventario Juevero, me toca
a mí el siguiente reto literario de la Convocatoria juevera. Así que uniendo
ambos, los requisitos serán:
1.- no
sobrepasemos las 360 palabras, y sobre todo comentar a todos los participantes.
2.-
nada de gore ni cuestiones sexuales, para que puedan leer esto personas de
cualquier edad.
Espero
que os resulte fácil el relato… e iré añadiendo los de todos a continuación con
su foto respectiva.
Recurro a personajes del relato inmediatamente
anterior.
Las huellas de un crimen
En un lujoso
departamento, Amalia se mostraba seductora, muy segura en su pape. Propuso
brindar, con gestos elegantes.
-Bien brindaremos –dijo
el hombre que la acompañaba.
Un momento después,
estaba inconsciente.
-Felices sueños –dijo
Amalia, tomando de la otra copa.
Y en eso recibió un
golpe en la cabeza.
Al despertar, Amalia
descubrió que su víctima había muerto. Desesperada, salió del departamento,
bajó por el ascensor. Salió a la calle. Con la desesperación, piso en la arena,
en cemento fresco. Y entonces recibió la orden de detención.
-El caso es muy
claro, Doctora –dijo Walter Craven, jefe de la Brigada de Respaldo Paranormal-
Una viuda negra fue sorprendida. Y reaccionó, estrangulando a su víctima.
-Tiene un fuerte
golpe en la cabeza –contestó Lara Fiorentino, médica forense.
-La víctima se
defendió.
-¿Por qué no
llamamos a nuestra informante?
Clara, también
conocida como Natacha, estaba sentada
frente a Walter Craven y a Lara Fiorentino.
Craven puso una
carpeta sobre escritorio.
-Bueno, Natacha.
¿Qué sabés sobre este caso?
Amalia no es la
culpable. De haberlo sido, lo habría planeado.
La forense hojeó, luego
miró con atención a Natacha y dijo:
-Jefe, creo que
deberíamos escucharla. Mire sus sandalias.
-Las compre en el
catálogo de Sofía Valentino –acotó Natacha.
-Sofía Electra Valentino. La conozco –comentó Craven- ¿Alguna relación con el caso?
-Deberíamos estudiar
las huellas -contestó la forense.
-De acuerdo,
Doctora. Natacha nos acompañará.
Craven y Fiorentino
llegaron a la vereda del edificio.
-Creo que no será
necesario entrar al departamento –dijo Fiorentino, señalando hacia el cemento,
con huellas de calzado.
-¡Yo no uso esa
clase de sandalias! –exclamó Natacha- Y tampoco Amalia.
-No es la clase de
sandalias que se usan en un restaurante elegante, como en el que estuvieron –dijo
Fiorentino- Algo que sabemos por testigos.
-¿Está siendo
objetiva, Doctora?
-Por supuesto que sí.
Mire hacia allá. Son las huellas de Amalia.
-Son sandalias de
taco fino –acotó Natacha.
-Accesorios
elegantes para un restaurant caro –agregó la forense.
De nuevo, en la sede
de la Brigada. Craven estaba reunido con Lara Fiorentino.
-No atrapamos a la
culpable. Pero ya lo harán otros.
-¿Eso le molesto?
-No lo que molesta
es que directa o en indirectamente, la pista clave vino de Sofía, la pareja del
detective infalible.
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historias
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