Desde El Tintero de Oro, Pepe de la
Torre nos presenta un homenaje a PHILIP K. DICK. Y nos invita a participar con un relato.
Existen dos
modalidades:
La
modalidad concurso: el plazo para participar es del 4 al 18 de
diciembre y una vez finalizado deberéis enviar las correspondientes
votaciones de acuerdo con las bases que aparecen más abajo.
La
modalidad fuera de concurso: el plazo es del 19 al 29 de diciembre y
solo se trata de compartir vuestro relato con el resto de compañeros para su
disfrute.
Por
supuesto, también podéis participar con vuestras reseñas de la novela, del
autor o de las adaptaciones cinematográficas. Podréis hacerlo a lo largo de
todo el mes de octubre.
Tema: un
relato futurista donde androides y humanos forman parte de un mismo entramado
social... o no.
Extensión: Máximo 900
palabras.
Plazo: Del 4 al 18 de
diciembre de 2022.
Participación: Abierta a
todo el mundo. Eso sí, deberéis contar con un blog donde publicarlo y añadir el
enlace en los comentarios de esta entrada.
Ella sabía demasiado
Soy Eón Parsec, un
detective del ciberespacio de Palas. Estoy en mi espacio virtual, que reproduce
la oficina de un detective noir.
En la puerta hay la
silueta de una bella mujer. La hago pasar. Es Gaia Gaiger, que finge ser la
intrigante y bella cliente, que me contrata para seguir a una rival. Hay una tensión,
intensa pero falsa, que se interrumpe muy pronto.
Una media hora
después, uso la llave que ella me dio para entrar en la habitación. Sigo la
farsa de mirar por la ventana, para espiar a la rival del mi cliente. Es
sumamente bella, sensual, podría ser una bailarina exótica.
Hasta que aparece
mi cliente.
-Me cansé de este
juego- dice ella y se despoja de su disfraz, adoptando la apariencia Gaia
Gaiger, intrigante y bella.
-En Palas circula
mucha información sensible. Y hay intereses en mantenerla segura.
Gaia es fría,
pragmático, pero noto cierta inquietud en ella.
-El caso te
interesará. Hay una damisela en peligro.
“Su nombre es Dina
Newton. Es una de las secretarias de un laboratorio de los Asteroides. Ella tiene
firmado un Acuerdo de Confidencialidad. Tiene unas cláusulas que hacen que casi
todo lo que se haga con ella esté permitido, en caso de una infracción del
Acuerdo.
Ella desconfiaba de
la otra parte. Y como precaución, se buscó un contacto, por si algo le pasaba”
Y eso ha pasado. No
se presentó durante varios días. Y fue encontrada, en un estado de ausencia”.
Gaia señala hacia
el departamento de enfrente.
-Esa mujer es su
contacto. Se llama Zhora Saloné, una IA de seducción, cuando Dina no se
presentó, en el plazo acordado. Cuando la encontramos…
En la habitación,
aparece el holograma de una mujer, que es el arquetipo de la secretaria de un
detective. Está tendida sobre un escritorio, en pose sugestiva. Pero con los
ojos abiertos.
-Físicamente, está
bien- dice Gaia Gaiger- Pero está en un estado de ausencia. Algún perverso
podría tomarse libertades con ella, sin que reaccione.
-¿Tiene implantes
de memoria?
-Obviamente, maneja
información clave.
-Su mente no está
ausente. La raptaron y la tienen en algún lugar del ciberespacio.
-Un lugar para un
detective. Por eso te contacté.
El primer paso de
la búsqueda es el antro en que baila Zhora Salomé. Ella tiene talento para la
danza, que potencial su sensualidad. Y sólo es el previo. Se suma una serpiente
a su acto. Algo indescriptiblemente candente.
Consigo un acceso a
su camerino.
-¿Es de verdad? –le
pregunto, refiriéndome a su serpiente.
-Si fuera de
verdad, actuaría en un lugar de categoría.
La pregunta parece
obvia, Zhora no es real, tampoco lo es el lugar. Pero hay simulaciones de
simulaciones.
-No es real pero te
atacará, si intentás algo contra mí.
-Me contrataron
para buscar a tu amiguita- digo en el tono que se espera de un detective noir.
Ella se
tranquiliza. Y comparte información clave para encontrar a Dina Newton.
En el ciberespacio
de Vulcano, hay lugares marginales, muy útiles para ocultar a una mujer
raptada, ya sea real o una simulación. Y también para contactar informantes,
cínicos y eficientes.
Pronto estoy en la
pista. Es rutina irrumpir en un lugar sórdido. La encuentro a ella, atada entre
dos columnas, con la ropa desgarrada.
Un perverso la
amenaza con su cuchillo. Disparó mi arma y lo desintegró. Era la personificación
de un virus informático.
La desato. Ella está
agradecida. Pero no hay tiempo para eso.
La llevó al lugar
acordado, en que nos espera Gaia Gaiger.
-Espero una
explicación.
-Yo también –acota Dina
Newton.
-Puedo explicarlo
todo. Pero necesita una conexión con su cuerpo. Urgente.
Dina se siente en
un asiento reclinable. Gaia le coloca una tiara sobre su cabeza. La ambientación
tiembla, cambia vertiginosamente.
-Señales de
transferencia de información –acota Gaia- Tranquila, Dina, pronto pasará.
Dina ha recuperado
su memoria. Pero está confusa. Es el momento para que yo explique.
“Hay ciertos
Acuerdos de Confidencialidad, que incluyen la creación de una segunda
personalidad. Un otro yo que se activa para manejar información sensible.
“Mientras tanto, la
persona real permanece en un sueño inducido, su cuerpo está controlado por la
personalidad sintética.
En este caso,
alguien cometió una indiscreción. Y hubo
una mujer que sabía demasiado”-
-Un momento –dijo Dina-
¿Yo soy la mujer real?
-No –contesta Gaia
con frialdad.
Dina Newton aceptó
su condición de mujer virtual, con relativa facilidad. Y aseguró que había sido
discreta. Mientras tanto, yo hablé con Gaia, en mi oficina.
-¿Y ahora qué
sucederá?
-La otra se irá al
asteroide Vesta, con una indemnización –contestó Gaia- Tendrá un trabajo
rutinario, bien pagado y seguro.
-¿Y qué tenés
pensado para Dina Newton? Es inocente y parece eficiente secretaria.
-Una secretaria que
sabe demasiado –respondió Gaia- Lo más seguro sería borrarla de la existencia.
Te pagaré muy bien, si hacés el trabajo sucio.
Por un momento,
Gaia adoptó una pose seductora. Entendí el mensaje.
-Tomé mis
precauciones. Hablé con mis informantes. Si algo le pasa a Dina o me pasa a mí,
hablarán. Si algo les pasa a ellos…
-…algunos más
hablaran también.
La situación es
tensa. Gaia está molesta, porque rechacé su oferta. Ella mira alrededor. Y
rompe el hielo.
-Está oficina está
desordenada. Necesita una secretaria.
He resuelto un
caso. Y creo que usaré algo de la remuneración, para invitar a mi flamante
secretaria, a celebrar en lugares relativamente caros.
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