Desde El Tintero de Oro, Merche nos propone homenajear a la
novela mencionada en el título, como a su autora. Para eso, escribir un relato
que contenga espíritus o espiritistas o casas encantadas. Puede ser un relato
de misterio, de terror o, simplemente, contar una anécdota al respecto.
Para sumarme, presento una reversión corregida y expandida, de
un cuento que he presentado alguna vez,
La habitación espectral
Neve Colombini había llegado a destacarse como una Reina del
Grito, pasando de la clase B a películas de mayor presupuesto. A diferencia de
sus predecesoras, tenía entrenamiento físico, para caer sin lastimarse, al huir
de un monstruo o psicópata. Pero sólo postergaría el final trágico, que le
esperaba.
Al final de la filmación de esa película, en la que había
participado como productora artística, se encontró con un fan, que había usado
sus influencias para conocerla.
Para impresionarla, su admirador la invitó al área nueva de un
hotel, que todavía no se había inaugurado. La llevó por pasillos solitarios,
hasta una habitación, en la que sólo había una alfombra, una canasta con una
botella, copas y algunos aperitivos. Inesperadamente, la penumbra fue propicia
para que sucediera algo intenso entre la Reina del Grito y su apasionado acompañante.
Pero esa intensidad atrajo a una presencia indeseable, que
irrumpió en la habitación. Y entonces, en la noche se escuchó un grito de Neve
Colombini.
Mi nombre es Ulises Lestrade, detective paranormal de Nausicaa,
una agencia internacional que actúa en forma encubierta,
La Agencia tenía un convenio con la cadena de hoteles. Por lo
que debía encargarse del caso. Debido a que yo y Sofía, mi ayudante, estábamos relativamente
cerca, fuimos enviados a investigar. Nos instalamos en una oficina de la
Agencia y repasamos la información que nos habían dado.
- Un socio menor de este hotel invitó a una actriz, a esa
habitación del hotel, para conquistarla.
-Y no volvieron a verlos –acotó Sofía-
-Es que construyeron esta área del hotel en un lugar con malos antecedentes,
que inspiraron la novela Como agua para chocolate.
Como parte de la investigación había leído el libro, que trataba
de lo siguiente. Tita, la protagonista, es la menor de varias hermanas, por eso
era destinada a cuidar a Elena, su madre. Después de demasiados capítulos se
reúne con Pedro, su enamorado. Y en el momento de consumar, la pasión los consume.
Literalmente. Un caso de combustión espontánea.
- Es lo que tenemos para investigar. No sabemos exactamente qué
peligro acecha, ni la defensa específica, así que sólo haremos una inspección.
Tomamos nuestras correspondientes valijas, con algunos
accesorios y viajamos hacia el hotel. Recorrimos pasillos, que eran un ambiente
lóbrego. ¿Por qué una mujer aceptaría una invitación a un lugar como ese? fue
la pregunta tácita.
Nos dividimos la escena. Envié a Sofía al pasillo y me reservé
la habitación del incidente. Así simple vista, encontré huellas combustión
espontánea.
- ¿Pero cuál podría ser el factor desencadenante? –me pregunté
en voz alta.
- Creo que puedo contestar esa pregunta-me contestó mi bella e
inteligente ayudante.
No era casual que la hubieran elegido para ser mi ayudante.
- Fue Elena. Según esa novela, que no te gusta, su espectro ya
apareció una vez para causar que Pedro se quemara. Sin duda, reapareció tiempo
después, con el poder de desatar combustión y los
mató.
- Brillante.
-¿Y ahora qué sigue? –preguntó Sofía.
-Hay dos opciones. Podemos hacer un rastreo, con algún personal
extra. Es lo que indica el protocolo. Lleva tiempo. Puede fallar.
-¿Y la segunda opción?
-Podemos hacer algo arriesgado, que la Agencia no aprueba. Y
efectivo.
Siguiendo su entrenamiento, ella trazaba círculo de protección,
con un pentágono interior como protección extra.
Nos quedaba esperar junto de la doble protección. Para que
hubiera espacio para los dos teníamos que estar muy juntos. Además era parte de la emboscada.
No tuvimos que esperar mucho. Sentimos una presencia, que se
materializó, como la mujer que la novela llamaba Mamá Elena, con cara severa. Vaporosa, con color azul espectral, con llamas a su
alrededor.
Le dirigió unas palabras muy desagradable a mi compañera, algo a
lo que reaccioné.
- ¡Momento! Nadie insulta a mi ayudante, salvo yo…Y yo soy un
detective de lo oculto, y conozco estas palabras…
El espectro puso una desagradable expresión e intentó atacarnos.
Pero chocó con la doble protección.
-Yo no le temo a los espectros. No con estas palabras.
Los conjuros a la mujer espectral. Aulló de rabia y se esfumó.
- Creo que deberíamos recomendar que cierren esta habitación-me
dijo mi ayudante-
- Buena idea. El peligro ya pasó, pero podría no ser definitivo.
- No es por eso. Ella tiene que tener un lugar en su nuevo
estado.
Había alguien más con nosotros, una mujer rubia, atractiva…y
espectral. Era Neve Colombini, que se veía
bella, como si aún siguiera viva.
- Les agradezco que me hayan salvado de esa mujer tan
desagradable.
La presencia de Neve Colombini evitó que yo criticara a mi
ayudante, por ocultarme información.
Era evidente que nuestra interlocutora no sabía de su nueva
condición. Y debía ser sutil al explicarlo. Sofía me hizo una seña para que me
callara.
La revelación sería postergada. El hotel tendría una protectora
contra amenazas espectrales.
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