Este jueves, un relato: Objetos

 

Desde su blog, Nuria de Espinosa nos propone el siguiente tema:

“¡Bienvenidos a la convocatoria 15 de febrero; cada jueves un relato!

 

"Esta semana, por primera vez, me corresponde ser la anfitriona de la convocatoria recogiendo el relevo de la mano de nuestra compañera Cecy. Pero no os preocupéis porque no os lo voy a poner difícil, todo lo contrario.

Te acuerdas de aquella caja de heno de Pravia llena de cromos de picar, o aquellas canicas para jugar al hoyo. O tal vez recuerdes los álbumes de cromos que sorteaban en la escuela, regalo de la casa Nocilla. O, aquel rosario, o diario que te regalaron el día de tu comunión»

Pues ahí está mi propuesta, en los OBJETOS. Pero claro, tan fácil como recordar los objetos de nuestra infancia no iba a ser. Sólo tenéis que elegir una de las imágenes y buscar vuestra inspiración. Imágenes de objetos antiguos que estoy segura que despertarán y evocarán muchos recuerdos y sensaciones al verlas. 

Recordad que vuestro relato, poema o lo que surja no debe excederse de las 350 palabras, con las excepciones que a veces el texto precisa. Se requiere que sean recíprocos con los participantes que los leen y visiten su blog para leer también los aportes de los compañeros/as Jueveros.

¡Adelante con la inspiración!”

 

He recurrido a dos objetos, máquina de escribir y muñeca, para una historia con personajes laterales del Mara Verso. He tenido que excederme un poco del límite.

El caso de las aves nocturnas

La autora intelectual

 

Walter Craven estaba a punto por firmar el cierre del caso de las aves nocturnas, cuando Lara Fiorentino, la forense de la brigada, irrumpió en la oficina.

-Llamó la dueña de la peluquería –dijo Lydia- Dice que su empleada la sigue molestando, después de muerta.

 

La dueña de la peluquería estaba molesta con Craven.

-Usted me dijo que podría abrir mi peluquería. Pero no puedo hacerlo si Teresa sigue molestando- dijo, señalando una máquina de escribir, que estaba escribiendo sola.

Cuando se detuvo, en el papel quedó escrito: ¿A quien ama Teresa Mothers?

-Tengo la respuesta a esa pregunta –dijo la forense, señalando una de las fotos de la peluquería- Es una foto autografiada de Carla Mento.

En la oficina de Craven, la doctora comenzó a hablar sobre Carla Mento.

- Carla Mento fue parte del grupo que acompañó a Regina Clámor, a un bosque, para desmentir ciertas leyendas. Carla supuso que Regina sería una víctima. Y ella la reemplazaría como Reina del Grito. Pero Regina fue la única sobreviviente.   

La máquina volvió a teclear.

-Y luego de morir, Carla se contactó con mi mujer, para que eliminara a Regina.

-Tenemos  una autora intelectual, a quien arrestar –le dijo Craven a Lara-

La máquina volvió a teclear.

-Deben atraparla en una muñeca que tenga su apariencia. Les daré el conjuro.

 

Se usaron varios contactos, para llamar a Atalanta, una artista y atleta, venida de otro mundo paralelo. Quien talló una muñeca, con la imagen de Carla Mento.

Con la muñeca, la Brigada fue hasta el lugar del ataque de las aves nocturnas.

Lara trazó un círculo mágico de protección. Y Craven entonó unos conjuros, leídos de un papel escrito a máquina.

Carla Mento apareció ante las invocaciones, con una apariencia espectral, azulada. Y molesta, descubrió que no podía entrar en el círculo.

Fue entonces cuando vio a una mujer, alta, de piernas largas.

-Voy a volver como una modelo.

-O como una muñeca –dijo la mujer, que mostró la muñeca que Atalanta había esculpido.

-¡No! No pueden hacerme esto.

Con los conjuros entonados, un remolino envolvió a la espectral Carla Mento, arrastrándola hacia  la muñeca.

La mujer volvió a su verdadera apariencia, la de Lydia Corman.

 

-¿Y ahora qué pasará, jefe? –preguntó Lara Fiorentino, con una voz seductora.

-La Agencia decidirá que hacer –contestó Craven- Para nosotros, es un caso cerrado.

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