CONCURSO DE RELATOS 37ª Ed. DESDE RUSIA CON AMOR de Ian Fleming/ relato fuera de participación

 

Desde El Tintero de Oro, Bruno nos invita a participar de un homenaje a Ian Fleming, el creador de un célebre personaje, James Bond. El más famoso espía de ficción, en novelas y películas.

A participar de un concurso, con un relato, que ha he escrito. O con un relato fuera del concurso, que presento ahora.

 

Tentaciones en Marte

 

 

Mi nombre es Al Azar. Es el nombre que suelo usar. No es raro pensar que en este ambiente se usen nombres claves, en lugar de los verdaderos.

Aunque puede ser que yo sea un experto sobre este ambiente. Me llevó mucho tiempo descubrir que dos mujeres, que yo creía muy distintas, eran la misma mujer.

La líder de una resistencia, en quien yo confíe plenamente, y la mujer que me implantó un tecno virus, con cuenta regresiva, ambas resultaron ser Eva Siontec.

Una mujer nada común, con la que había iniciado una aventura espacial. Una mujer que podía ser muy persuasiva conmigo, aun después de haberme puesto en peligro mortal.

 

- No lo hice con placer. Es una de esas cuestiones tan desagradables, de las que me quiero -Me dijo ella- Pero la Corporación no acepta una renuncia.

No tenía argumentos contra eso. Tal vez alguno lateral.

-Me molestó el hotel automático –contesté- Pensar que podía pasar mis últimos momentos, solo, en ese lugar tan deprimente.

-Hay hotel que no te parecerá aburrido. Está en el próximo destino.

-¿Cuál es?

-Marte, el planeta rojo.

Marte. Un destino imaginado por soñadores. Y en cierta forma, hecho realidad por algunos cínicos, que se basaron en lo imaginado por diversos soñadores.

-Como en estos libros, que fueron llamados ciencia ficción.

De la pequeña biblioteca, ella me muestra libros como. Una princesa de Marte. Es lo que llamaban ciencia ficción. Está entre mis lecturas preferidas,

-Podría ser tu lectura, mientras nos separamos.

-¿Alguna razón en especial?

-Necesito cambiar información por ciertos recursos, para nuestra nave.

-¿Cuál será mi misión? –le pregunté a Eva Siontec.

-Conectarte con la cultura local. Y divertirte.

 

 

La terraformación está en una etapa muy temprana, el exterior sigue siendo hostil, pero hay ciudades, edificios, con una atmósfera adecuada. Como en Hotel Schiaparelli, cuyo ambiente climatizado puede hacer olvidar que el exterior sigue siendo hostil, sobre todos si se cuenta con abundante dinero digital.

 

El casino del hotel es una buena opción, para pasar el tiempo. Están los juegos, muy parecidos a los casinos de las novelas de espionaje.

También hay espectáculos. Como una mujer de piel rojiza. Ella hace un número en que es raptada por malvados, de otras razas de marcianos. Lo que justifica que ella termine vestida sólo con joyas. Y nada más.

Una actividad artística que encubre otra función, la de ser una tentadora, que aleja al jugador más exitoso de la ruleta, los dados, las cartas. ¿Les dije que mi nombre es Al Azar?

Ella se me acercó, demostrando su talento como tentadora. Me dijo su nombre. Y eso es parte de su tentación, para que reserve una habitación para dos, más costosa que lo planeado.

Ella se quedó con menos joyas, las suficientes para acentuar el toque exótico de su piel rojiza. Es más que un maquillaje, seguramente una mutación acentuada por implantes cibernéticos.

Quedé abrazado a ella.

-Dejah Thoris. Un nombre de novela.

-Amo esa novela-contesta ella-Aunque no soy Una princesa de Marte.

Una mujer mutada, que se parece a Dejah Thoris, una heroína de ficción. Irresistible. Se dedica a que me olvide del juego.

-Ya sé. Puedo reconocer a una agente de la Corporación.

-No por vocación, es el destino. ¿Cómo me descubriste?

-Un poco de experiencia. Sé reconocer a una agente de la Corporación.

-Eva Siontec. Fría y eficiente. Y hasta ahora, leal a la Corporación. Por propia elección.

He dejado de ser ingenuo. Tuve que aprender a desconfiar. Noté en su lenguaje corporal, algo útil para el juego, que había gran parte de verdad.

-La Corporación paga mucho por entregar a una agente traidora –me dijo, implacablemente seductora- Puede pagarme mucho para…mi arte.

Imaginé a Eva siendo rodeada por agentes fríos, gritando y suplicando perdón, por la forma en que me trató.

La mujer de ropa captó lo que yo imaginaba. Tal vez será obvio.

-Si sabés negociar, tal vez la traten bien.

Y entonces, le dije a Dejah Thoris que lo pensaría. Ella me dejó solo en la habitación.

Busqué entre el equipaje, siguiendo el protocolo acordado. Entonces, apareció un holograma de Eva Siontec.

-Si estás viéndome, significa que la Corporación te está tentando para entregarme.

Te dejé evidencia. Podés usarla para hacer un trato, comprar mucho placer

 O buscarme.

Nuevamente, hice lo inevitable.

Destruí la evidencia. Y fui en su búsqueda. La encontré, siguiendo pistas que ha dejado, en el Hotel Lowell.

-Tenemos que huir, rápido-le dije-nos descubrieron.

-Ya sé. Dejah Thoris me avisó. Le tuve que decir que estuvo eficiente, pero que me habías elegido a mí, por letal.

-¿No es una agente de la Corporación?

-Lo es. Pero también es una doble agente. Nos dará dos semanas libres, antes de acusarnos.

Pronto, fui abrazado por ella.

-Te noto molesto.

-Fue muy molesto renunciar a esa tentación.

Eva Siontec, sonrió, tan maliciosa como seductora.

-Voy a recompensarte por elegirme.

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