Este jueves, un relato: Mis horas en la peluquería

Un personaje secundario de ya verán que saga, insiste en contar sus experiencias sobre sus horas en la peluquería. Su insistencia es más molesta que un tinnitus. Así que….

Si hubiera sabido adonde me llevarían mis horas en la peluquería, nunca hubiera ido a ese lugar, que descubrí por casualidad. Del que pensé irme, por la cantidad de clientes que esperaban sus turnos.

Un descubrimiento me hizo quedar, fue que  había revistas de historietas.

Así conocí a personajes como Gilgamesh el Inmortal, Nipur de Lagash, la bella espía Grace Henrichsen, Dax. También conocí el mundo apocalíptico de Mark, enfrentando a malvados mutantes.

Decidí quedarme y luego de ser atendido,  volver a esa peluquería.

Algún tiempo después, descubrí en ese lugar, dos revistas de estilo muy distinto. La primera fue un plagio al antihéroe Lobo, con un estilo desprolijo, vulgar, pero con cierta audacia, desenfado en la narrativa. Y una revista El Historietista., un autor de prestigio creciente.

Era sobre una ladrona, con estilo y poderes felinos. Llegué a usar mis rústicos conocimientos para dibujar una historia, en que Duality caía en una trampa y era víctima de los bajos instintos del otro personaje.

Por un concurso, presenté mi obra en una convención de historietas. Vi a una chica, de pelo exótico, leyendo mi obra con atención. Preguntó por el autor y casi usa la violencia conmigo, indignada por yo había imaginado para Duality, su heroína.

La discusión fue interrumpida por El Historietista, que nos ofreció ser sus discípulos.

- Alendro, no te merecés nada de esto, no merecés dibujar a Duality- dijo Roxana Frigia- Y sobre todo…no me merecés-

-  ¡Cuanta pasión!- intervinó El Historietista- Tómense un día para ustedes.

Debería estar agradecido por las circunstancias que me llevaron a esto. Incluso a descubrir que Duality era real.

Pero conocer su tragedia fue algo duro. Sobre todo cuando ella  comenzó a consultarnos sobre los extraños sueños que yo compartía con Roxana. Tengo la sensación de que ella confía en nosotros. Y que nos consultará para tomar una decisión dura.

Y esa es una responsabilidad que yo nunca habría aceptado.

A veces pienso, que me habría librado de esa carga, sólo por haber ido a otra peluquería. Pero no habría conocido a mi pareja artística y sentimental.

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