Este jueves, un relato: Volar (contra la Erosión)

Era irónico  que un peligro de origen misterioso, convirtiera en realidad un sueño, que ya había desechado por improbable, tal vez imposible.

La publicidad ofrecía Tarjetas de Ocio, algo codiciado en esa sociedad regida por la organización de tiempo. Obviamente, algo tan codiciado era indicio de que se trataba algo altamente riesgoso. Pero se presentó como voluntario.

Había calificado como potencialmente .apto para pilotear naves de fusión metal, algo considerado como una leyenda urbana.

Pero tenía antecedentes de Rebelde Cronal, algo que lo dejaba afuera. O lo hubiese dejado afuera de no ser por la intervención de Dana Serling.

Se trataba de una investigadora de misterios que se mantenían ocultos. No muy, alta pero imponía respecto. Y merecía su admiración, no sólo por la belleza física.

Ella lo apartó del grupo y le dijo de que se trataba el proyecto secreto.

Los estudios indicaban que la Erosión se acercaba peligrosamente a la Reserva de Preservación Genética. Era un secreto relativamente oculto la existencia de ese lugar, donde se almacenaba ADN de especies en extinción, y ADN considerado especial por distintas razones.

La escuchó atentamente mientras miraba su cabello rojizo.

La Erosión había incrementado inesperadamente su poder, haciendo que una evacuación por tierra fuera altamente  improbable. Quedaba la evacuación área. Y se necesitaba un tipo especial de naves, naves de fusión metal, algo considerado como una leyenda urbana. Eran la única forma de volar contra una tormenta que parecía tener una mente inteligente, astuta y cruel.

Aceptó el riesgo y entró en un programa de entrenamiento más riguroso. Físicamente y también mentalmente.

Llegó el momento.

El despegue fue de rutina. Las computadoras de a bordo se encargaron de todo. La señal se  escuchó. Era el momento de la fusión.

Las palabras eran inadecuadas para describir la sensación. Era como si su tamaño hubiese aumentado, como si hubiera vuelto de mental. Se vio a si mismo como un hombre alado y metálico, una ilusión una mente no adaptada aún a esa nueva sensación. Sus sentidos habían aumentado.

Sintió el aire, las aceleraciones que debieron parecerle vertiginosas.

Y escuchó una voz femenina, metálica, pero agradable que dijo:

-Se ha detectadouna amenaza.

Sintió una extraña presencia. Era la tormenta. No podía retroceder.

Sintió que fuerzas extrañas trataban de entrar en su mente fusionada.

Tuvo visiones de pesadillas que había tenido desde que había empezado a soñar. Y una voz que decía que volar abajo era donde estaba la verdad.

Y entonces contratacó mentalmente.

Un momento después, que le pareció una eternidad, había salido de la tormenta.

- La misión ha sido cumplido- dijo la voz metálica.

Salir de la fusión mental fue una sensación frustrante. Aun más después de salir aterrizar, salir de la nave.

Se sentía limitado a sus sentidos humanos, a no poder volar, como cualquier ser humano.

Fue lo que le explicó a Dana Serling. Ella le dijo que esa sensación se disiparía.

- Tendrás tiempo para adaptarte, en tu nueva condición de Apto Cronal. Y tendrás tu ración vitalicia de Tarjetas de Ocio. Salvo que…

- ¿Salvo que…?

- El proyecto de evacuación tiene escasez de pilotos mentales. Sobre todo de tan alto nivel. Podrías quedarte…bajo mi supervisión personal.

- ¿Supervisión muy personal?

- Muy personal.

- Oferta muy tentadora. Acepto.

Estaba tentado de agradecerle a la Erosión. Se preguntaba cuántas historias aéreas tenían un desenlace tan satisfactorio para sus protagonistas.

Me basé en un texto alocado, obtenido por el método surrealista de cortar las palabras de un texto (fallido) y luego sacar palabras al azar, salvo cuando hice un par de trampas.
A partir de eso, hubo bastante de escritora automática. Y Dana Serling, un personaje que ha aparecido en otros de mis relatos jueveros.