martes, 17 de junio de 2025

Este jueves, un relato: La silla narradora

 

“Hemos pensado que para el próximo reto juevero, el narrador podría ser  una  silla. (Ahora es cuando algunos dejais de leer y pasais de la propuesta)

Para los valientes que se atrevan a segur leyendo…Esta silla narradora podría ser en cualquier variedad, el potro de tortura de un dentista, la butaca de un barbero, la trona de un bebe, una hamaca en una playa nudista, el banco de una iglesia, o confesionario, una silla de ruedas, los asientos de una sala de espera, estos son algunos ejemplos pero como veís las posibilidades son infinitas.

Además, para lo más atrevidos, la silla podría tener posibilidad de acción, pinchar, magrear, cojear o incluso hablar…o sea que puede actuar.

Las sillas no tienen nada que envidiar a las paredes, en cuanto a “si las paredes hablasen”. Lo que habrán visto y oído (y sentido) las sillas…

 

El reto juevero está servido”



Las armas de la seducción

¿Quién soy? ¿Qué soy? Tal vez no importa. Estoy muy cerca de Paula Lowell, con su cuerpo esbelto, su cabello intensamente rojo. Íntimamente cerca de ella, en cierta forma.

Ella interrumpe sus lecturas, sus apuntes para ensayar una coreografía, que vio en una serie de televisión. Doctora Acero.

 

La Doctora Acero, o Steele, es una brillante científica, que trabaja para una agencia secreta, con agentes efectivos en su ineficiencia. Muy experta en venenos, tantos para contrarrestarlos como para potenciarlos.

Con la particularidad de tener otra actividad, para camuflar sus actividades de científica secreta. Se quita unos anteojos, el típico guardapolvo, para adoptar la identidad de bailarina exótica.

En ese capítulo, le toca hacer el baile de la silla, muy sensual, mientras se va desvistiendo. Para terminar en un falso desnudo.

Pero hay un plan para raptarla. Al salir de escena, se encuentra con una enemiga. Quien usa una cerbatana, que le lanza un pequeño dardo al cuello.

Ella despierta vestida con su guardapolvo de científica, atada a la silla usada para el espectáculo. Y rodeada de agentes enemigos, liderados por la mujer que la durmió. Que le exige información se secreta.

Otro agente se le acerca y le aconseja:

-Entregue la información, Doctora. La jefa se vuelve mala cuando se enoja.

-¿Qué quieren saber de mí?

Le piden información sobre un sistema de sonido que anula la voluntad, permitiendo dominar a multitudes.


Ella baja la voz, para que se acerquen a ella. Entonces, patea a uno y a otro. Se pone de pie con la silla a sus espaldas, girando la usa para golpear. La jefa enemiga es más difícil pero ella destroza la silla para liberarse. Y golpea a la falsa periodista.

Entonces llegan los agentes aliados.

-¿Por qué tardaron tanto? –pregunta sensualmente.


 

Yo estuve presente en la filmación de ese episodio. Era la silla. Luego mi esencia dejó el set de filmación, se transportó y llegó a otra silla.

Que Paula usa para emular un sensual número. Lo aprovecho para atreverme un tanto, para tocarla. Y a ella parece no importarle.

 

Más sillas narradoras en El Vici Solitari

Debo reconocer que me inspiré en varias fuentes. Como el personaje de la Dra. Acero, que apareció en tres capítulos de Get Smart (El super agente 86), debería haber aparecido en más episodios. El escape de la protagonista  es casi un plagio a una escena de Black Widow en la película Avengers. Y el número de la silla lo vi en algún videoclip.


 

viernes, 13 de junio de 2025

Este jueves, un relato: Verde que te quiero verde

 

Neogeminis nos propone este tema:

“Evocando (que no emulando) los famosos versos de García Lorca, les invito a escribir, ya sea concreta o simbólicamente sobre este color tan particular. Puede ser utilizando algún objeto verde que aparezca destacado en el relato o reflexionando sobre lo que pueda significarnos sus características estéticas o emotivas, la consigna pretende partir de ese color para narrar historias breves que surjan sin más condicionamientos.

Espero que el disparador que les propongo les resulte atractivo y decidan sumarse”. 

 


Una necesaria reivindicación

Ya es tiempo de disipar un mal entendido, de hacer masiva una reivindicación, que se ha dado en ciertos círculos. Algunas supuestas verdades deben ser cuestionadas, para devolverle el lugar central a alguien, o algo, ocupado por un usurpador.

Hay un error muy difundido sobre los colores primarios, los colores cuya mezcla da lugar a los otros. Y hay quienes piensan que son el azul, el rojo y el amarillo.

Debe decirse que es falso. Para empezar, hay dos métodos de combinar los colores. Uno el  sustractivo, el CYMK, en que el amarillo es un color primario, junto con el cian y el magenta. La combinación da como resultado el negro y la ausencia de color es el blanco.

Y está el método adictivo, el RGB, que se ve en las pantallas de las computadoras, en que los colores primarios son el rojo, el azul y…el verde. Sucede cuando se añaden luces, el blanco es la mezcla de todos los colores. Y el negro, la ausencia de color.

El color verde no es necesariamente un color secundario, puede ser un color primario. Es el color de la esperanza, según alguna metáfora. O el color de la fuerza de voluntad, según alguna historieta de superhéroes.

Lo innegable es que es el color de la clorofila, el pigmento que está presente en planta. Y es esencial para transformar la energía lumínica en energía química. Por lo que el verde está en lo esencial de la vida.

Las plantas pierden sus hojas en otoño, pero estas regresan en primavera. Por lo que el verde sería la resistencia, el regreso. Combinándose con el rojo, la pasión, la vitalidad, lo violento, y el azul, lo sombrío, lo relajado, lo nocturno, da a lugar a otros colores.

Por lo que es necesario aclamar al verde.

 

Más verdes en Neogéminis

domingo, 8 de junio de 2025

Este jueves, un relato: Sueños argumentales/ El cierre


 

Hola, soy Mara Laira, tal vez me conozcan o empiecen a conocerme. He sido convocada para hacer el cierre, ya que los jueves de relatos se termina así como se terminan los sueños.

Agradezco la participación a esta convocatoria, basada en sueños incompletos de El Demiurgo.

Podría hacer un resumen.

Para empezar, se recurrieron a combinaciones de argumentos. Como el de la mujer silenciosa e inmune al paso del tiempo con la tentación de la máscara. O el pianista que abre una puerta con la mujer hecha de arena y agua con el puente con una voz inquietante.

Otros relatos se centraron en un solo argumento, como el de la mujer silenciosa. O el de la pianista, que procede con cierta astucia. En un relato, es la misteriosa Zaida, una ilustre invitada, en un relato en que Lilith Blue y una aliada, ambas vestidas de gladiatrices vigilan mi sueño. Algo que tal vez investigue Atalanta, mi mejor amiga.

También ha estado el argumento de alguien conectado con el ciberespacio. Y de llamar inevitablemente al mismo número, en versos y con un notable humor.

Habiendo hecho el resumen, sólo me queda pasarle el testigo a

 

Neogéminis




viernes, 6 de junio de 2025

Este jueves, un relato: Sueños argumentales/ Mi relato

 

No quiero quedarme fuera de mi propio jueves, así que les presento algo escrito, con escritura libre, casi automática, el mínimo de correcciones. No se me ocurrió un título.


 

El lugar es una cafetería, a la que llegan unos seres, de apariencia humana, que se reúnen periódicamente, para ponerse de acuerdo sobre sus planes.

-¿Alguna idea? –dijo el dibujante del grupo- No se me ocurre nada.

Silencio.

-Tal vez podríamos propiciar un encuentro-dijo el organizador de la reunión.

- Abrir portales, romper límites, con un conflicto... -agregó la única mujer del grupo.

 

Un hombre cae en  un sueño con esbeltas sombras danzarinas. Es una película, algo atípica, que está viendo en el cine.

-No está mal –dice la voz de una mujer- Pero prefiero los cortos animados de Mara Laira.

-Yo también –dice el hombre.

Y entonces, ambos se miran.

-¿Estamos soñando? –se preguntan los dos.

Él la mira, una mujer pelirroja, indudablemente alta. Nota que ella lo mira. Y entonces…

-¡El sueño debe terminar! –dice  una multitud, que los rodea.

Ella lo toma de la mano. Ambos logran escaparse, huyen por pasillos interminables, llegan hasta una habitación.

-Podríamos despertar –sugiere el hombre.

-De ninguna manera –dice ella, abrazándolo- Elijo el peligro.

La multitud irrumpe. La pareja sale por una oportuna ventana. Caen sobre unos colchones, que atenúan la caída.

-Conozco este lugar. Es de una pesadilla.

-Podemos aprovecharlo –sugiere ella.

La pareja entra en una calle peatonal oscura. Donde se escuchan los gruñidos de unos perros furiosos. Y luego unos gritos. Unos perros salvajes, furiosos atacan a los agresores.

-Ya sé a dónde ir- dice ir.

Él la guía a un edificio, por un ascensor llegan a una oficina. En que hay dos puertas.

-No hay mucho tiempo.

El hombre abre una puerta y la mujer alta, la otra. Y entran.

 

En la cafetería se abre un vórtice, en la que llega la pareja, con sorpresa. Son invitados a tomar un café. Se dan cuenta que no tienen documentos, pases para viajar ni documentos.

-No se preocupen por eso -dice la mujer de la mesa- Soy remisera.

 

La pareja está el asiento trasero de un auto, que necesitaría alguna que otra limpieza. No importa, están juntos. Y se besan.

La conductora mira por un espejo. Sonríe, feliz, con cierta malicia. Y luego se concentra en conducir.

Por fin la reunión de seres extraños tuvo un resultado concreto.


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