Este jueves, un relato: Vamos de entierro

Este es el desafío que nos propone Charo

 Como todos sabéis (es imposible no darse cuenta) el jueves es 31 de Octubre, la noche de Halloween. Los que me conocéis sabéis que me encanta el terror y en alguna ocasión he llevado la convocatoria  sobre ese día, pero en España tiene más tradición el día de Todos los Santos que es el 1 de noviembre, día en el que se visitan los cementerios para llevar flores  y recordar a los seres queridos.  

   Lo que quiero esta vez es que contemos historias ocurridas en un entierro, o alrededor de él. No tienen por qué ser tristes, ni de terror...pueden ser historias de cualquier tipo (hace poco se ha hecho viral un vídeo en el que el muerto le gastó una broma póstuma a los congregados en su entierro y todos acabaron riendo a carcajadas).

Una oscura invitada

La reunión se ajustaba a lo que indicaba el protocolo, que hacía que los invitados disimularan su expectativa de la lectura del testamento. Y la frialdad revelaba lo poco que sentía la pérdida de aquel pariente lejano en común, que habían despreciado pero que resultó el más adinerado, por su inversiones no convencionales.

Pero hubo algo que rompió con el protocolo y fue la llegada de una mujer muy joven, vestida en una forma no muy protocolar. Más bien como en una de esas tribus urbanas, vestía de negro, lo que sí era compatible con la reunión. Pero tenía los labios pintados de negro, algún color insólito en un mechón de pelo.

Produjo murmullos incómodos, aunque a algunos les pareció muy hermosa. Pero tuvieron que aceptarla, aunque murmuraron sospechas sobre su relación con el muerto, que ella difícilmente fuera mayor de edad.

Pero era parte del deseo del muerto, que era necesario respetar. Ella fue presentada con un nombre insólito de Letania.

Letanía cantó con una voz oscuramente bella, de una forma que llenó de inquietud. No había imperfección en esa voz, tan acorde a su nombre. Pero fue un especial alivio que ella terminara de cantar.

O lo pareció, cuando la lectura del testamento reveló que era una banshee. Quien había sido encontrada por el extravagante, lavando ropa manchada con sangre. Un presagio de muerte, que se había cumplido.

Inesperadamente, se cortó la luz. Y esa invitada ya no estaba.

Y llegó lo esperado, el reparto de las propiedades. Algo que no conformó, cada uno esperaba más. Pero tampoco estaba mal. Cada uno confiaba en manipular al otro, se planificaron algunos casamientos.

Uno de los herederos fue a su departamento, con una atractiva aunque fría mujer. Ambos trataron de olvidarse de la aparición, la racionalizaron como una póstuma broma de mal gusto.

Cuando parecieron escuchar un lamento de mujer. Y en otra habitación, encontraron a Letania.

Estaba lavando un elegante y escotado vestido de mujer. Manchado de sangre. Tan manchado como el saco y el pantalón de hombre.

Con terror, notaron que esa ropa era igual a la que tenían ambos en ese momento.

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