Este jueves, un relato: Rastros de una existencia

 

Neogéminis nos propone el siguiente tema:  

“”Hola amig@s!

Espero que los Reyes les hayan dejado algo lindo en sus zapatitos o al menos, una tierna sonrisa para compartir.

De mi parte, como me corresponde nuevamente anfitrionar un encuentro juevero, quiero obsequiarles con la oportunidad de dejar volar su imaginación a partir de lo que las siguientes imágenes les sugieran.

Como verán, todas evocan el desgaste provocado por el paso del tiempo y la huella de alguien que alguna vez soñó, jugó, transitó, vivió o murió dejando su rastro en un sitio u objeto concreto.

Con esa premisa de evocar a una persona en relación a un elemento determinado, l@s invito a narrar una historia que nos ubique en esa oportunidad, frente a ese sentimiento que aflora al contemplar la imagen que deberán elegir entre las que aquí les dejo, o, si prefieren, alguna otra que responda a esta misma condición.

Como siempre, intenten no superar las 350 palabras, me dejan su link a partir del miércoles y el mismo jueves publicaré la lista con los enlaces de sus publicaciones. Acompañen con la imagen que encabeza el encuentro y la foto que hayan elegido para narrar. Recuerden enlazar la lista de participantes para invitar a la lectura de todos los escritos.

L@s espero!”

 

Esta es la imagen elegida

 

Un regalo póstumo

(Anotaciones de Héctor Lestrade)

 Gabrielle Ganimard es una soñadora, en más de un sentido.

En un momento de descanso, me contó el sueño que había tenido. Gabrielle estaba en el museo de cine que ella heredó, cuando sintió una presencia., que tenía la apariencia de Gabriel Ganimard.

Pero ella notó que no era él, sino Morfeo, el célebre oniros, quien asume formas en lo sueños.

-Sé que él no está en el Plano Onírico –dijo Gabrielle, con la voz que tiene cuando sueña- ¿Por qué me visita un oniros tan ilustre?

Manteniendo la apariencia, Morfeo le explicó la trascendencia que había tenido Ganimard, al tratar con lo paranormal, aunque no siempre con las consecuencias deseadas.

Con un lenguaje misterioso, Morfeo le explicó que cumplía la misión de entregar un regalo póstumo.

Al despertar, ella siguió unas pistas que la llevaron a una joya valiosa, que ella me mostró. Era un reloj de bolsillo, con cadena.

-Interesante. Está cubierto por un vidrio de gran calidad –le comenté a Gabrielle- Y por lo que veo, es muy preciso.

Gabrielle me hizo una pregunta, en su lenguaje de señas.

-No soy un experto, pero como genealogista me encuentro con temas laterales. Y me gusta saber más de algunos temas.

Pausa.

-Si te interesa, conozco a alguien que puede autenticar tu reloj. ¿Un joyero? No exactamente.

 

Antes de conocer a Gabrielle, era más de bibliotecas y de documentos antiguos que de aventuras. Pero mis primos Hugo y Ulises, tengo algunos contactos.

Hugo está en cierto grupo, que incluye a una mujer felina, con habilidades del sigilo. Y una afición por arte, joyas, que le pertenezcan a alguien más.

 

Nos encontramos con Duality, la mujer felina. Quien estaba acompañada por su hermano, Erekon.

Duality examinó el reloj. Y confirmó mi impresión.

-Era una de sus aficiones –continuó diciendo- Y antes de que me pregunten, es una herencia familiar. Y ahora te pertenece.

 

No queda más para contar. Queda una duda sobre reloj. Si sólo es un artículo de colección. O si tiene alguna vinculación con lo mágico, lo paranormal, algo usual entre los Lestrade y los Ganimard. Tal vez se revele en algún momento.

 

 

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